En Brasil, los pinos han sido plantados desde hace más de un siglo, habiendo sido introducidos inicialmente para fines ornamentales. A partir de 1950 se plantaron a escala comercial para producción de madera. El principal uso de ellos es como fuente de materia prima para las industrias de madera aserrada y laminada, chapas, resina, celulosa y papel.
Las especies de Pinus son plantadas en todo el mundo, y son valoradas por las siguientes características: Madera de color claro, variando de blanca a amarillenta; Madera de fibra larga, apropiada para la fabricación de papel de alta resistencia para embalajes, papel de imprenta y otros tipos de papel; Posibilidad de extracción de resina, a escala comercial, en algunas especies; La riqueza y tolerancia, posibilitando la siembra en suelos marginales para la agricultura y, así, agregar valor a la tierra con la producción adicional de madera, formación de cobertura protectora del suelo y reconstitución de ambiente propicio a la recomposición espontánea de la vegetación nativa en ambientes degradados; Valor ornamental para arborizaciones y paisajismo; Madera de buena resistencia, bajo peso y precio asequible; Se utiliza en la construcción civil para montaje de cajería y alineación.
El establecimiento y el manejo de bosques plantados con pinus viene posibilitando el abastecimiento de madera que anteriormente se suplía con la explotación del pino brasileño. Así, esa práctica se estableció como una importante aliada de los ecosistemas forestales nativos, pues viene supliendo una porción cada vez mayor de la necesidad actual de madera.
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